jueves, 20 de noviembre de 2014

¡Siente!

¿Recuerdas la sensación que sentiste con tu primer beso? Recordarás a esa chica, o ese chico, que te hizo sentir aquello por primera vez. Acercarnos, sentir la respiración del otro, cerrar los ojos quizás, ¿porque no? ¡para aquellos más románticos! y como no... el tan esperado momento. El Beso.

Yo aún puedo recordar el mío. Me hice 117 kilómetros en autobús. ¡Sí! ¡He dicho 117 kilómetros! Pensarás que estoy loco y te entiendo.

"Por qué darte esa paliza con la de niñas que hay por ahí dispuestas a cabalgarte cual Amazonas en plena temporada de fertilidad"

¿Sabes qué? Tienes razón. Podría haber salido una noche de mi casa, haberme unido al ritual social popularmente conocido como botellón, haber ingerido una cantidad poco recomendada de alcohol y haber acabado con algún miembro del género opuesto de mi especie (detallo aquí mi heterosexualidad como muestra de mi comodidad con ella) dejárnos llevar por nuestros impulsos más primitivos y a la vez, quede todo dicho, más placenteros. Sí, podría haber hecho eso y no lo hice, y no pienso seguir este párrafo con ese previsible "pero" que ya andas buscando en estas líneas. ¡Simplemente no lo hice así y decidí hacerme mis putos 117 kilómetros!

Bueno sigamos por donde lo dejamos... sí, el beso. El caso fue que tras casi un año de chatear con lo que era para mí una chica increíble, decidí poner el coraje por el que no me había caracterizado antes e ir a verla en persona... ¡por fin! ¡Fue indescriptible! Allí estaba esperándome, en aquella estación que siempre recordaré mientras no me lo impida un irónico pero probable alzheimer. Al contrario de lo que estás pensando... No, no la besé al bajarme del autobús. Lo más fácil sería culpar a los nervios del momentazo, pero tanto yo como mi conciencia sabemos que era un maldito cagado inexperto.

Dimos un paseo, me enseñaba su pueblo, donde había crecido y pasado su infancia, cosa que no es que me entusiasmara en aquel momento la verdad. Pero ella estaba tan impactada como yo la verdad y uno siempre intenta evitar esos silencios incómodos de las primeras citas, ¿no es así? Recuerdo incluso que hacía una calor sofocante y temía sudar y que se me formasen los lagos sobaqueros, y peor aún…¡Que ella lo notara!

Acabamos ese primer acercamiento en su casa donde nos subimos a un pequeño pero a la vez coqueto desván que tenía ella, donde un poco de música amenizaría lo que los dos ya sabíamos que iba a ocurrir... nuestras miradas se centraron la una en la otra de una manera en que pareciera que de un momento a otro nos gritaran: "¡Hacedlo ya! ¡Besaos!".
Y así fue como ocurrió, la agarré de la mano me acerqué a ella y sentí como me fundía en sus tiernos y jóvenes labios algo fríos por el fuerte aire acondicionado que nos acompañaba en el momento.

Ese momento, esa sensación, eso es lo que quiero hacer que revivas en este mismo instante. ¿Recuerdas como fue el tuyo? Estoy seguro de que sí. Es como si todos esos "problemas" por los que los adolescentes se sienten perseguidos dejasen de existir, porque más allá de esos labios ha dejado de salir el sol cada mañana, es como si dejase de moverse el aire a tu alrededor, es como si dejase de importar quienes fuimos en algún momento porque a partir de ahora ya no somos esa persona. A partir de ahora es cuando seremos.

¿No piensas tú también que deberíamos sentirnos así más a menudo? A todas horas estamos estresados por esto, agobiados por aquello… Vivir la sensación de ese primer beso es la monotonía que utópicamente merecemos. Somos racionales, inteligentes. Nuestro potencial no conoce límites más allá de los metafóricamente físicos, así que, ¡hagamos de nuestra forma de afrontar el día a día  un paraíso de las emociones!
Si llueve deja que tu oído se deleite con el ronroneo de las gotas que chocan con el cristal de tu ventana, si suspendes un examen haz que tu cabeza desee aprender más, si te rechaza esa chica por la que llevas un tiempo perdiendo el culo, o ese chico, inspírate con la emoción de conseguir que una mejor no pueda vivir sin ti… Podría seguir poniendote ejemplos hasta que el editor de textos me odie por haberme auto incautado del monopolio de su uso exclusivo, pero creo que ya captas la idea.
Lector, curioso… amigo,
SIENTE!
Sr.A

No hay comentarios:

Publicar un comentario